¿Qué es el Rosario, por qué anglicano, cómo rezarlo, cómo fabricarse uno, cuales oraciones se pueden usar con el mismo?
¿Qué es el Rosario?
El rosario es un instrumento, que nos ayuda a rezar, a concentrar nuestra atención y elevar nuestro pensamiento hacia Dios. No es exclusivo del cristianismo, en varias religiones existe también esta herramienta y al igual que en el cristianismo su morfología se usa para concentrar la atención y repetir alguna oración una y otra vez con el fin de alcanzar un grado superior de espiritualidad.
¿Por qué Anglicano?
Como he mencionado existen muchos rosarios en el ámbito religioso y, aunque su uso es parecido, varían en cuanto a forma y explicación. El rosario anglicano está formado por treinta y tres cuentas que simbolizan la edad del Señor Jesucristo en este mundo. Consta de una cruz o crucifijo, una cuenta inicial, cuatro cuentas invitatorios, y una serie de 4 secciones de siete cuentas cada una a la que llamamos semanas. Numerológicamente está distribuido con los números de Dios. El número de las cuatro semanas simboliza todo un mes, lo cual remite a un año, y por consiguiente a la rueda del tiempo. Dios no tiene ni principio ni fin, así debe ser nuestra vida de oración: constante y enfocada en Dios. El número siete remite a la perfección de Dios y el treinta y tres a Dios Hijo, nuestro Señor Jesucristo. El conectarse en oración pidiendo, agradeciendo, intercediendo es algo que se da gracias a Dios Espíritu Santo. Por lo tanto el rosario anglicano remite a la Santísima Trinidad.
¿Cómo rezarlo?

No existe un único modo de rezar el rosario anglicano, eso es otro aspecto distintivo del rosario anglicano. Existen modelos de oración con el rosario anglicano y puede adaptarse a la espiritualidad de la comunidad o la personal. Por ejemplo yo lo rezo de diferentes formas:
En la cruz: Se puede hacer la señal de la cruz en la cruz, o también pudiera comenzarse diciendo mientras se traza la señal de la cruz: Bendito sea Dios: Padre, Hijo y Espíritu Santo. Y bendito sea su reino ahora y por siempre. Amén.
En la cuenta inicial: Se puede decir el credo, yo sugiero profesar el credo en esta cuenta porque conecta con la profesión de fe de la Iglesia toda desde los primeros siglos.
En la primera cuenta invitatoria: Se puede rezar un Padrenuestro seguido de una pausa en silencio donde se ofrecen intenciones por las cuales se dedica el rosario, ya sea por una petición por los enfermos, acciones de gracias, etc.
En las siete cuentas que siguen cuya sección se le llama “semanas”: se puede repetir pausadamente la oración del Señor diciendo: Señor Jesucristo Hijo de Dios vivo, ten misericordia de mí, que soy pecador.
Al terminar las siete cuentas en el espacio antes de la próxima cuenta invitatoria: Se puede rezar un Gloria al Padre. Así sucesivamente en las siguientes cuentas hasta finalizar.
Y, justamente antes de llegar a la última cuenta: Se puede rezar el trisagio: Santo Dios, Santo Fuerte, Santo Poderoso, Santo Inmortal, Ten piedad de nosotros (y del mundo entero).
Otros modos de rezarlo
Con el sufragio A de la Oración Matutina
Otro modo de rezarlo sería con el sufragio que nuestro libro de oración común propone en la oración de Laudes (oración de la mañana) en la página 61, sufragio A.
El modo de rezarlo sería igual al anterior salvo en las “semanas” que se sustituye la oración: Señor Jesucristo Hijo de Dios vivo, ten misericordia de mí, que soy pecador, por el sufragio A. En esta oportunidad se puede hacer en modo de respuestas. El que guía puede decir la oración que corresponde al celebrante y el resto responde con la oración que le sigue:
V. Señor, muéstranos tu misericordia;
R. Y concédenos tu salvación.
V. Reviste a tus ministros de justicia;
R. Que cante tu pueblo de júbilo.
V. Establece, Señor, la paz en todo el mundo;
R. Porque solo en ti vivimos seguros.
V. Protege, Señor, a esta nación;
R. Y guíanos por la senda de justicia y de verdad.
V. Que se conozcan en la tierra tus caminos;
R. Y entre los pueblos tu salvación.
V. Señor, que no se olvide a los necesitados;
R. Ni se arranque la esperanza a los pobres.
V. Señor, crea en nosotros un corazón limpio;
R. Y susténtanos con tu Santo Espíritu.
De la Pasión del Señor
Otro modo de rezarlo sería manteniendo la estructura y en las “semanas” rezar: Por su dolorosa pasión, ten misericordia de nosotros y del mundo entero.
¿Cómo fabricarse uno?
Básicamente leyendo la estructura de nuestro rosario anglicano y, disponiendo las treinta y tres cuentas como hemos descrito arriba coronadas con una cruz, podremos tener nuestro rosario anglicano construido con cuentas que sean o bien parte de algún collar o algunas cuentas que tengamos por ahí por la casa, o si tienen la facilidad de adquirir las cuentas en tiendas de artículos religiosos, podría usar los colores y texturas que le parecieran mejor para adornar su propio rosario, ya sea con el color de los continentes o con el color característico de la comunión anglicana, el morado, tocado con una bella cruz.
Personalmente como devoción personal y como cuestión de espiritualidad práctica llevo mi rosario anglicano casi siempre en mi bolsillo, de modo tal que es un recordatorio de mi compromiso cristiano de hacer oración y de estar en la presencia de Dios. Al llegar y cambiarme de ropa, vaciar mis bolcillos allí encuentro el rosario y recuerdo agradecer y rezar. En momentos estresantes, así como también de gozo introduzco mi mano dentro del pantalón y allí encuentro esta herramienta que me remite a Dios, saco el rosario y lo mantengo en mi mano rezando en silencio con el rosario poniéndome en las manos de Dios. Como somos seres en los que los cuales los sentidos juegan un papel importante, el tacto de la textura del rosario me ayuda a centrar mi atención y situarme en ambiente de oración. Es un modo, no el único.
Les invito a rezar el rosario anglicano y hacerlo parte de su espiritualidad, puede rezarse en cualquier lugar y tiempo y puede confeccionarse como pulsos y ser parte de la prenda de vestir. En algunas de las órdenes religiosas anglicanas usan un rosario anglicano con más cuentas distribuidas en las tres vueltas de treinta y tres de modo que se agranda para ser usado como parte del hábito monacal. Confeccione el suyo y pida al sacerdote de su parroquia que lo bendiga.
En medio de un mundo donde la espiritualidad está relegada a un segundo plano y hasta existe la tendencia a invisibilizarla, es preciso que los cristianos seamos misioneros y orantes con mucha más fuerza y tengamos a la vista los símbolos religiosos que remitan hacia Dios y su reino en medio de lo cotidiano.