Las obras de Navidad son una tradición común en nuestras comunidades. Regularmente estas obras forman parte de la labor catequética y de pastoral familiar de la iglesia. Sin embargo, una obra de Navidad puede ser también una excelente herramienta de evangelización y una herramienta para comprometer a la comunidad en el servicio a los más necesitados. Veamos cómo.
Navidad, tiempo de dar
Con mucha frecuencia, la Navidad se convierte en una temporada de comprar, dar, y recibir regalos. Inclusive en medio de la pandemia, el año pasado los norteamericanos gastaron alrededor de $800 billones de dólares americanos entre noviembre y diciembre. La tradición de los regalos viene muchas veces asociada a historias sobre San Nicolás o Santa Claus en el mundo anglosajón y la historia de los Reyes Magos en el mundo latinoamericano. Sin embargo, el centro de la Navidad no son los regalos a Jesús o a nuestros familiares o amigos, sino el regalo que Jesús es para nosotros.
Por eso, es importante reenfocar nuestras prácticas navideñas desde el consumir hacia el compartir. Además de la predicación y la formación, podemos transformar nuestras tradiciones, para que hagan vida esta verdad. Un ejemplo puede ser transformar nuestras obras de navidad en actividades de servicio.
Herramienta de Evangelización y Servicio
Las obras de navidad desarrolladas por nuestros grupos de jóvenes o jóvenes adultos pueden ser una excelente oportunidad evangelizadora. Este proyecto conjunto de nuestra comunidad, en colaboración con otra, aporta una oportunidad para invitar a nuevos jóvenes (amigos o conocidos de nuestro propio grupo) no sólo al estreno de la obra, sino también a involucrarse en la presentación como personajes o personal de apoyo. El gusto de trabajar juntos en una causa común y la ocasión de conocer la fe desde una perspectiva diferente crean una buena coyuntura para la invitación.
Por otro lado, la obra puede convertirse en una herramienta de servicio. Con ella se pueden recaudar medios para extender el milagro de la Navidad a una comunidad menos privilegiada. En una de las comunidades que he servido en el pasado, la entrada a la obra costaba un juguete. En otra comunidad, se vendían entradas y con el dinero recaudado se compraban juguetes. En ambos casos la totalidad de los beneficios recibidos se utilizaban para realizar una Fiesta de Reyes en una comunidad menos privilegiada, compartiendo con los niños del pueblo los juguetes, payasos y obras de teatro, y la alegría de que Dios nos ama y se encarnó por nosotros.
Algunas sugerencias
- Establezca una relación de amistad con otra comunidad: Es necesario establecer una relación de amistad y compañerismo con la comunidad con la que queremos crear una oportunidad de compañerismo y apoyo muto. Debemos prestar especial atención para evitar relaciones donde se cree un diferencial de poder que no muestre el espíritu de familia de fe que queremos crear. Visitas previas y subsecuentes de miembros de las respectivas comunidades y otras actividades son recomendables.
- Escoja una buena obra de Navidad: Hay muchas obras de navidad disponibles. Es recomendable escoger una que sea sencilla y cuyo mensaje vaya en el mismo espíritu de la temporada. Un ejemplo clásico (si bien no de nuestras tierras) es “Un cuento de Navidad” de Charles Dickens. Otra obra, desarrollada por la parroquia donde crecí es “Ecos se oyen en la Campiña” (por Alejandro Satorre, inspirada en la obra de la poetiza cubana Dulce María Loynaz).
- Música: Agregue música y danza a la presentación de la obra de teatro. Esta nos sólo complementa la voz, sino que además ofrece una oportunidad de conexión para más elementos de nuestras inteligencias y habilidades. Asimismo, ofrece una oportunidad para involucrar más jóvenes con diferentes talentos musicales.
Hay un elemento dramático de las historias sobre el nacimiento de Jesús. Cada evangelio ha escogido la forma más atractiva o apropiada a su motivo para contar estos hechos de tan gran importancia. Las obras de Navidad nos ofrecen una oportunidad extendida de revivir la experiencia de los evangelistas y de compartir el mensaje y la buena nueva de Dios más allá de nuestras propias comunidades.