¡Hola! Soy tu hermano en la fe Wilfreddy A. Carmona y, en esta oportunidad, quiero contarte de mi experiencia sirviendo como misionero Episcopal Service Corps en la Diócesis Episcopal de El Salvador. Asimismo, quiero motivarte e invitarte a que te animes a vivir esta fascinante experiencia misionera que nuestra iglesia nos ofrece.
Desde niño, he sentido en mí el llamado de Dios para trabajar por su reino de justicia y amor aquí en la tierra. Respondiendo a ese llamado, he optado por servir a Dios en diferentes ministerios en la Iglesia Episcopal Dominicana. Parte de mi vida la he dedicado al servicio de la comunidad, representando siempre donde quiera que vaya mi identidad religiosa, ayudando como se pueda, impartiendo conocimientos bíblicos a niños, adolescentes y adultos; poniendo siempre en primer lugar el trabajo de la Iglesia, que es el servicio a nuestro Dios.
En el año 2019, tomé una de las decisiones más importantes de mi vida: irme a tierras extranjeras a servir en calidad de misionero como parte del programa Episcopal Service Corps y así propagar las Buenas Nuevas del Reino de Dios. Allí tuve la hermosa oportunidad de servir en la Iglesia y Colegio Episcopal Anglicano San Miguel Arcángel ubicado en la ciudad de Quezaltepeque, Departamento la Libertad. En la Iglesia colaboraba como acólito, oficiante del oficio vespertino, maestro de la escuela bíblica y del estudio bíblico para niños, jóvenes y adultos. También desarrollé un curso de Repostería y Panadería, con el propósito de incentivar al ministerio juvenil local, desarrollar destrezas en el área comercial y a la vez conseguir fondos para obras benéficas y actividades de la iglesia. En el colegio, colaboraba en calidad de maestro desde el grado de parvulario hasta sexto grado, impartiendo las asignaturas de Educación Cristiana e Informática.
A nivel diocesano, tuve la grandiosa y hermosa oportunidad de servir como asesor de la directiva nacional de jóvenes, con la cual pude desarrollar algunos talleres de concientización en materia de situación climática y cuidado de los recursos naturales que Dios nuestro creador nos regala y de los cuales nos ha hecho mayordomos. Por otro lado, pude participar de la organización centroamericana llamada: Jóvenes ACT trabajando por la justicia climática. Esta asociación busca crear conciencia y capacitar a la población e instituciones religiosas sobre el clima y los recursos hídricos. Con ellos pude realizar varios talleres y una jornada de limpieza y reforestación con el tema: Árbol sembrado, aire purificado en la comunidad del Congo, Santa Ana.
Siempre recordaré que durante el mes de noviembre del año 2019 junto al comité de jóvenes iniciamos un hermoso ministerio llamado: Mochilas de la Caridad, el cual tenía como propósito beneficiar y motivar el deseo de estudio y superación académica en niños y jóvenes de recursos económicos humildes y cuyo objetivo pretendía impactar a unas 50 personas. La misericordia y el amor de Dios fueron tan impresionantes que al concluir la recoleta de útiles escolares, en el mes de febrero 2020, pudimos impactar a más de 110 niños, adolescentes y jóvenes de varias ciudades y departamentos de la diócesis. Pero lo más hermoso y satisfactorio es que en el año 2021 se pudo volver a realizar.
Aunque la pandemia llegó y paralizó algunos de los proyectos que teníamos planificados, no paralizó el deseo de seguir sirviendo a nuestra gente y sus necesidades en medio de la situación sanitaria que iniciaba y había paralizado sus ingresos. Tuvimos la oportunidad de gestionar alimentos no perecederos y algunos víveres con los cuales se pudieron completar varias canastas alimenticias que compartimos con familias que necesitaban una mano amiga que les ayudara no sólo con físico, sino también espiritual que les brindábamos.
Es impresionante las cosas que se pueden hacer sirviendo como misionero en otra diócesis y que si me hubiesen dicho que podría o tendría dichas oportunidades y experiencias en República de El Salvador, no lo hubiese creído. Al principio las dudas e incertidumbre de lo que sería ser misionero, fueron fuertes, pero hoy en día a casi un año de haber concluido mi servicio misionero como parte del Cuerpo de Servicio de la Iglesia Episcopal, no me arrepiento de haber tomado esa grandiosa oportunidad y es por eso que quiero invitarte a que ti que estas leyendo este artículo, a que te decidas y sirvas como misionero en otra diócesis, te aseguro que no te arrepentirás.
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Después oí la voz del Señor, que decía: ¿A quién enviaré, y quién irá por nosotros? Entonces respondí yo: Heme aquí, envíame a mí.
Isaías 6: 8